El queso de oveja latxa se elabora exclusivamente con leche cruda de esta raza autóctona, obtenida directamente del propio rebaño. El proceso comienza con el ordeño manual, garantizando el bienestar animal y la calidad de la leche. La coagulación se realiza mediante cuajo natural a una temperatura controlada entre 28ºC y 32ºC, con un tiempo de 20 a 45 minutos para obtener una cuajada óptima.
La cuajada se corta en granos pequeños de 5 a 10 mm, se agita suavemente y, en ocasiones, se recalienta sin superar los 38ºC. Posteriormente, la masa se coloca en moldes especiales y se prensa durante varias horas para eliminar el suero y darle forma característica.
Tras el prensado, el queso se sumerge en salmuera durante un máximo de 48 horas para aportar sabor y conservarlo. La maduración mínima es de dos meses, periodo en el que desarrolla su textura firme y aroma característico. Aunque el proceso sigue técnicas ancestrales, se incorporan controles modernos de higiene y calidad para asegurar un producto seguro y de alta calidad.
Este queso es el resultado de una tradición milenaria que combina el respeto por el entorno natural, el bienestar animal y la innovación en la elaboración. La oveja latxa, adaptada a climas adversos y pastos naturales, aporta una leche excepcional que da lugar a un queso con personalidad única, reflejo del paisaje y la cultura de Euskal Herria.
La elaboración artesanal del queso con leche cruda de oveja latxa es un arte que preserva la esencia de la tradición y garantiza un producto de sabor intenso y calidad superior, fruto del cuidado y respeto por la naturaleza.